23/1/10

Sobre el fracaso

Demasiadas veces hemos observado que la alegría e ilusión de la llegada de un cachorro a casa han dado paso con el tiempo a una situación decepcionante e incluso problemática para algunos propietarios. ¿Qué es lo que falla cuando habiendo pretendido educar al perro y aplicado nuestra experiencia y consejos de otras personas, nuestro perro tiene conductas indeseadas?

Sin querer profundizar ni entrar en detalles sobre comportamiento canino ni educación temprana, pienso que los errores fundamentales que se cometen hasta llegar a una situación determinada son evitables y están relacionados con determinados factores que apenas se tienen en cuenta pero que son de vital importancia y no están relacionados directamente con el perro aunque terminen por tener consecuencias negativas en el animal y la convivencia.

El perro tiene unos instintos y capacidades naturales así como un tipo de comunicación determinado

En primer lugar me gustaría recordar que los perros a pesar de llevar miles de años conviviendo con nosotros y algunos menos formando parte de muchas familias en nuestros hogares y bajo nuestras normas, no ha habido un esfuerzo especial por entender las necesidades del perro más allá de darle comida o un buen cobijo. Nos hemos esforzado mucho en aprender a someter al perro para poder disfrutar de su compañía pero hemos olvidado que como animal que es, tiene unos instintos y capacidades naturales así como un tipo de comunicación determinado que apenas se tiene en cuenta y a las que a menudo contraponemos nuestras exigencias diarias con ellos. Obviar eso conduce a malentendidos, castigos innecesarios y acciones contraproducentes además de representar una obvia falta de respeto hacia nuestro amigo.

Esa falta de empatía y esa soberbia que nos acompaña en cuanto nos sentimos superiores, nos lleva a dar por sentado que el descendiente del lobo tiene que entendernos y sabe qué tiene que hacer (o no) en todo momento para complacer nuestras necesidades de convivencia. Es decir, que el primer problema que se presenta es que la mayoría no tienen información válida sobre lo que es un perro, sus periodos de aprendizaje, su capacidad cognitiva, sus mecanismos de defensa, de apaciguamiento, su lenguaje... y además, en demasiadas ocasiones se recurre a la confianza que supuestamente otorga la experiencia anterior en la tenencia de perros, cosa en la que no estoy nada de acuerdo.

La razón por la que en general tenemos perro es porque cubre un hueco afectivo

En segundo lugar, salvo en ocasiones excepcionales de perros de trabajo o para fines concretos, la razón por la que en general tenemos perro es porque cubre un hueco afectivo. La compañía, cariño, amor y fidelidad de un perro son atributos nada despreciables para las personas que vivimos en una sociedad moderna. Por lo que tener claras las razones por las que se quiere un perro es fundamental para garantizar que se asume esa responsabilidad con cierto criterio.
Por otro lado, saber que podemos garantizarle tiempo, lugares y actividades apropiadas con regularidad es otra parte fundamental ya que si alguno de esos factores falla, empiezan los problemas. Es algo muy básico pero desgraciadamente vemos demasiados perros que pasan muchas horas en soledad, que no disfrutan de paseos de calidad o que están restingidos a espacios demasiado limitados.

Las expectativas con un cachorro son otro de los grandes riesgos que preceden a un fracaso. Hay personas que desde el primer momento pretenden tener un perro de "cine" o simplemente están tan obsesionados con su educación para evitar problemas que terminan en fracaso pues se ha exigido al cahorro mucho más de lo que en unos parámetros naturales hubiera tenido que soportar en su etapa de aprendizaje y sociabilización. Hay multitud de perros inhibidos, desnaturalizados y sometidos paseando por nuestros parques con un orgulloso propietario dominante en el otro extremo de la correa.

Preguntarnos si seremos capaces de transmitir a nuestro cachorro una personalidad determinada o no

Estos son algunos ejemplos de algunas reflexiones que lejos de tener el perro algo que ver, se deberían revisar a la hora de plantearse tener un cachorro. En lugar de preguntarnos si esta raza o esta otra es más adecuada, este parece más tranquilo que este otro, este parece más listo, este no suelta pelo... deberíamos empezar por nosotros y preguntarnos si seremos capaces de transmitir a nuestro cachorro una personalidad determinada o no, si le podremos ofrecer compartir con nosotros parte de nuestra vida, si disponemos de medios para garantizarle un minimo bienestar, si seremos capaces de aprender a entenderlos... y ellos sólo tendrán que poner de su parte.